Vayan por delante mis disculpas a los que, alguna o varias veces, no he respondido ya sea por e-mail o por teléfono o en la vida 1.0 misma.
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Y es que hay momentos (puede que temporadas) en que las fuerzas se me van en sobrevivir y no me quedan para socializar. ¿Aunque sea un simple whatsapp? Aunque sea un simple whatsapp. Tened en cuenta que cuando estás hecho una mierda, la pregunta qué tal puede ser agobiante. A nadie, creo que ni al más victimista, le agrada tener que repetir en mil ocasiones que se encuentra mal. O bien mentir diciendo que se encuentra bien. Todo tiene un límite. Y no, no exagero al hablar de mil veces: ya solo una puede significar un esfuerzo insoportable. Además, en este mundo globalizado probablemente será más de una porque ¡adivina qué!, desconectarse es muy difícil. Y hay gente que se mosquea si te ve conectada en redes sociales y no le respondes. Pues, puede que nunca te conteste si nunca encuentro esas ganas y fuerzas que me hacen falta. O puede que tarde unos días. Bueno, ya te he pedido perdón, no insistas porque es peor... Puedes hacerme llorar o encerrarme en mí misma mucho más. No creo que sea tu intención pero (me) pasa.
En estas épocas suelo rehuir fiestas y reuniones. Me siento más a gusto en grupos reducidos, con personas conocidas que no me van a suponer ningún reto extra o al menos este esfuerzo no será insoportablemente insoportable. Siento si te doy plantón a última hora. Puede que haya intentado engañarme hasta el final y luego quedarme hecha polvo por no haber conseguido ir. Puede que vaya y acabe desesperada, hasta llorando, porque también me siento mal cuando veo lo fácil que sale socializar a los demás y a mí me cuesta la vida.
Sí, me viene bien salir de mí misma, salir a la calle, encontrarme con gente... Pero no siempre soy capaz. Respeta mis tiempos. Créeme que lo estoy intentando. Puede que cuando menos te lo esperes contacte contigo para pedirte un paseo, un helado o un café. Bueno, café no tomo, será más bien una Coca-Cola o una birra si las pastillas están más o menos bajo control y me lo permiten.
Para ser yo misma y hacerte reír, necesito mi espacio, sentirme cómoda y sobre todo segura. No siempre puedes asegurarme estas condiciones. Puede que me veas cacharreando con el móvil. Es mi pantalla para protegerme del mundo.
Gracias. Por estar ahí, por apoyarme, por tratar de entenderme. De corazón.